¿De qué hablamos cuando hablamos de Educación Sexual? I Parte (las ideas)
Nueva entrevista de CLARA FRAGO DAZA a
SANTIAGO FRAGO VALLS.
«Es posible una Educación Sexual para todos los públicos” (Santiago FRAGO)
CFD. ¿De dónde venimos y dónde nos encontramos en Educación Sexual?
Santiago Frago: Han acontecido tres grandes cambios en estos últimos 30 años:
- La sustitución de una Educación Sexual de cariz “voluntarista” y “social”, a una Educación Sexual de tono académico, profesional y sexológico.
- La transición de unos objetivos basados en criterios preventivos a unos objetivos basados en criterios positivos y de promoción de valores.
- Una evolución de los discursos: en la década de los 80 se cuestionaba la conveniencia o no de la educación sexual; en la década de los 90 el debate giraba en torno a los objetivos que debían presidir la misma y quién debía impartirla; y ya en pleno siglo XXI se instala la cultura de la“unanimidad” donde ya no hay debate y donde cualquiera puede hablar o decir algo en torno a la idea de “sexualidad”, aunque sea su propia experiencia.
CFD. ¿Pero es bueno que todo el mundo ya considere su necesidad, no?
SF: Me gustaría creer que sí pero sospecho que tras la unanimidad suele haber trampa; hay unanimidad por ausencia de profesionalidad: “haremos la educación sexual que nos de la gana”, y claro, no todo vale a la hora de hacer Educación Sexual.
CFD. Pero en la actualidad sí parece que se sabe de qué se habla cuando se habla de Educación sexual, ¿o no es así?
SF: Mi sensación es que estamos en el inicio de una ralentización en lo relativo a la idea de Educación Sexual, en el sentido de que vuelve a reeditarse la idea de prevención sobre la idea de promoción, se insiste en la idea de elaborar recursos sin pensar en los objetivos y percibo la tentación de contaminar de ideología las razones científicas de la Educación Sexual. Y sin dejar de lado la ola de “porno-educación” que nos invade, que obliga a unos nuevos retos educativos en torno al hecho de los Sexos y sus interacciones.
CFD. Educación para la salud, para la igualdad, para la diversidad, afectiva, emocional,….muchos nombres y adjetivos y parecen distintos. ¿O son todas lo mismo?
SF: La Educación Sexual, o sea, de los Sexos tiene una única articulación y fuente: la Sexología como disciplina. Y los objetivos de una Educación Sexual con criterio sexológico siempre han contemplado la diversidad, la igualdad, la salud, el amor, la gestión de las emociones, el lenguaje inclusivo y el bienestar sexual como inherente a la misma; no es necesario, por reiterativo, implementar programas paralelos cuando se trata de abordar el Hecho de los Sexos.
CFD. En mayo de 1994 realizasteis en Zaragoza las Primeras Jornadas Estatales de Educación Sexual Escolar, ¿qué quedó de aquello?
SF: Creo que sería preciso releer alguna de las conclusiones de aquellas históricas mesas de debate para entender ciertas claves y carencias acerca de la situación actual. Rescato alguna de ellas:
- La Educación Sexual presentada de forma progresiva y transversal era sugerente como idea pero se convertía en disolución curricular: “todos tenían que hacer y nadie hacía nada”.
- Son precisos modelos de Educación Sexual con troncalidad sexológica, personalizados y adecuados a la singularidad del alumnado, las familias y al Centro de enseñanza.
- El triple nivel de intervención: alumnado, familias y profesorado se debiera convertir en sistemático.
- Son los profesionales de la educación con formación en Sexología o profesionales de la Sexología con capacitación pedagógica quienes tienen la idoneidad de impartirla.
- Imprescindible la evaluación y autoevaluación de las intervenciones: “lo que no evalúa se devalúa”.
- La Educación Sexual no ha de ser obligatoria ni optativa, ha de ser entendida; el criterio de opcionalidad es excluyente y la idea de obligatoriedad es inviable.
CFD. ¿Qué objetivos imprescindibles deberían, en pleno siglo XXI, presidir los programas de educación sexual?
SF: Los objetivos de la Educación Sexual han ido lógicamente actualizándose porque la realidad social es diferente, las familias son diversas, los significados sexuales son variados y las interacciones humanas cambiantes.
El objetivo último es facilitar el proceso de construirnos hombre y mujer en diálogo con otros hombres y mujeres. Y por ello considero imprescindibles:- Hablar de identidad sexual o sentimiento de pertenencia a uno u otro Sexo, para evitar que los genitales impidan ver el Sexo.
- Promover la versatilidad erótica para evitar hacer de la expectativa erótica una inevitable expectativa genital.
- Evitar trabajar desde la expectativa heterosexual, para evitar la dolorosa uniformidad.
- Hacer del deseo un aspecto personal e intransferible.
- Promover sentimientos de apreciación y respeto por uno mismo y por la vida: esa autoestima te permite SER y no depender.
- Facilitar la construcción de relaciones en clave de igualdad, para que desde la diferencia avancemos hacia el “bilingüismo sexual”: entenderse hablando idiomas diferentes y sabiéndose singulares.
- Reflexionar sobre el valor del conflicto en torno al arte de amar y abordar la cuestión de los celos como mejor manera de minimizar violencias.
- Cuestionar el sexismo cotidiano, las etiquetas sexistas, el machismo benevolente y el micromachismo.
- Impulsar la crítica del contenido iconográfico y de contenido de los medios de difusión.
- Abordar la temática anticonceptiva y las ITS desde una perspectiva sexológica.
- Poner en valor: el placer, la convivencia, el deseo, el sentido del juego erótico, la vulnerabilidad, el amor, el cuerpo y la singularidad.
CFD. Siempre hablas de que el Instituto Amaltea hace “otra educación sexual”, ¿es que la educación sexual no es educación sexual siempre?
SF: Cuando me refiero a “otra” lo digo en oposición a esa idea minúscula y preconcebida de educación sexual. Hablo de una Educación Sexual con mayúsculas, una “deconstrucción”[1] que intenta desmontar ciertos conceptos y apriorismos en relación a la sexualidad humana, con idea de sorprender, clarificar y ubicar las ideas en un cuadro sexológico articulado. En definitiva, ofrecer un enfoque diferente donde emociones, sentimientos, deseos, cuidados y espíritu crítico sean las protagonistas de nuestra biografía.
[1] Ferrán Adriá emplea el término deconstrucción en un sentido literal (deconstruir o descomponer como alternativa a fabricar, edificar), más que en su primitiva significación filosófica o artística (Jacques Derrida)
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