Colección: ¡5 MINUTOS… de buen Sexo!
El punto G y otras preguntas que interesan, frente a preguntas interesantes.
El título de nuestro “5 minutos de buen sexo” nos plantea si las preguntas que interesan, son siempre las más interesantes. O dicho de otro modo, una vez contestadas y atendidas dichas dudas… ¿Habremos ganado algo en satisfacción sexual?
Hablemos, o no tanto, del Punto G. Aún cuando entendemos que la duda y la curiosidad son la base del avance y la sabiduría, tampoco estaría de más pararnos a pensar un poco, antes de afrontar nuevas rutas, sobre qué sabemos de las rutas de siempre. O para ser un poco más directos, como decíamos más arriba: ¿la respuesta a la pregunta, servirá realmente de algo?
Nos explicamos. Sobre el punto G se han escrito libros (no muchos, pero alguno sí) y no recuerdo ninguna revista adolescente, que en su sección de sexualidad no haya tenido como centro de sus intereses esta cuestión. Es cierto que desde 2013, va disminuyendo en lo referido a su popularidad e interés, como lo demuestran algunos buscadores (Haz click aquí para consultar Google Trends); pero todavía a día de hoy escribir Punto G en google, nos da la friolera de 14.600.000 enlaces relacionados.
En unas ocasiones nos hemos encontrado con fervientes defensores y en otras con fervientes escépticos. Nosotros, no os vamos a engañar, nos encontramos claramente entre los segundos; pero sinceramente, no creemos que esto sea relevante. La transmisión de creencias nunca ha sido el objeto central que nos planteamos a la hora de asesorar a las personas. Nos movemos más en el plano científico de la información contrastada y rigurosa.
Internet nos dice que el Punto G es un botoncito, del tamaño de una lenteja, que se encontraría alojado en la parte superior de la pared vaginal, a unos 4-5 cm de la entrada. En principio, y según estas fuentes, su estimulación proporcionaría placer. Nosotros creemos algo tan simple como que es la parte interna del clítoris a la que, con mucho esfuerzo y habilidad, se podría llegar a palpar desde el interior.
Sin embargo, creemos que el clítoris, está diseñado mucho más inteligentemente para que su acceso se produzca desde el exterior.
Pero más allá de nuestra postura ante tal dilema, nos interesaría cambiar la pregunta, antes que centrarnos en la búsqueda de respuestas. Os recordamos que las grandes revoluciones científicas se basan más en los cambios de paradigma, que en la búsqueda de respuestas nuevas. Así pues, seamos un (poquito) revolucionarios y cambiemos las preguntas: ¿El conocimiento del Punto G implica un mayor grado de realización, de felicidad y placer sexuales? Del mismo modo, y en sentido inverso: ¿el desconocimiento del Punto G y sus pormenores garantiza automáticamente una imposibilidad para tener una vida sexual plena?
La clave estaría en considerar qué es relevante y qué es secundario. Nos gustaría colaborar, al menos un poco, a que las personas se planteen que no siempre los principales intereses de la sexualidad mediática, son los principales intereses de la sexualidad de cada uno y cada una.
Con esto nos referimos a que el interés sobre el punto G, la eyaculación femenina o el multiorgasmo, por ejemplo, conviven con otras dudas cuyo vacío nos parece bastante más grave, relevante y útil para las personas. Como sugerencia os dejamos los títulos propuestos en esta colección de 5 minutos de buen sexo.
Casi todos, chicos y chicas, conocen las reacciones fisiológicas que implica la excitación en los genitales masculinos. Todo el mundo sabe qué es la erección y la eyaculación. Sin embargo, y de verdad que no buscamos una afirmación exagerada y alarmista, ¿hay un conocimiento general, extendido y suficientes sobre la respuesta genital femenina ante la excitación? Nos damos cuenta que, tanto ellos como ellas dudan sobre la colocación exacta de estos tres elementos: vagina, uretra y clítoris. Se podría decir que no son elementos especialmente visibles y que cada uno es muy libre de explorar, cierto. Pero ¿cuántos se han explorado el estómago y el corazón? ¿esa ausencia de exploración, implica el desconocimiento de su morfología?
Generalmente, quienes preguntan por el punto G, la eyaculación femenina o el multiorgasmo, desconocen que el clítoris duplica su tamaño, que posee tantas terminaciones nerviosas como el glande del hombre, que los labios de la vulva se dilatan, que la vagina lubrica, que también los pezones cambian su morfología. Podríamos entrar en una especie de competición, sobre qué es más importante saber, qué es relevante y qué es secundario. Pero saber que la vagina lubrica nos ofrece un nexo de unión entre lo psicológico (el deseo), lo biológico (la excitación) y lo relacional (el coito). Saber que el deseo conlleva excitación, que la excitación supone unos cambios biológicos como la lubricación vaginal y que estos cambios biológicos facilitan el disfrute nos indican que cuando un eslabón de la cadena no está en su sitio lo mejor es dejarlo.
¿Realmente es igual de importante saber esto y saber qué es y dónde está el punto G? ¿Y si hablamos de orgasmo? ¿Saber, por ejemplo, que el clítoris y sus terminaciones nerviosas, lo sitúan, neurológicamente hablando, muy por encima de las posibilidades de la vagina, para hablar de la posibilidad de orgasmo? ¿Es realmente igual de importante que saber qué es y donde está el punto G?
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Autores:
© Santiago FRAGO VALLS
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